El verano, a parte de servir para sudar, es el momento ideal para ambientar películas de terror adolescente. Pero una vez más, la realidad supera la ficción. Yo quería comprar un bikini. .. Muchas historias de terror empiezan así... Sí, una prenda de esas que enseña tó y tapa lo justo, lo típico de estas fechas. Pero lo que nadie nos cuenta es que... a parte de existir una enorme desproporción en la relación "cantidad de producto" y "precio" ... tenemos que contar con que el esfuerzo invertido en encontrar el bikini adecuado es inversamente proporcional al uso que daremos al producto. En cristiano: Que para ser tres cachos pequeños de tela, te cobran un huevo y medio y que encima de costar horrores encontrar el que te gusta, lo vas a usar bastante poco porque el verano ES CORTO. Pues eso, que me desvío, decía que yo quería comprar un bikini. Pero no lo he comprado. Después de sobrevivir al calor y a los sudores, no me gasté un triste céntimo. Pero no es porque yo ...
Ya sabréis de mi vida cuando publique yo misma mi biografía no autorizada, hagan una peli basada en ella y termine podrida de dinero. Hasta entonces paciencia.