He llegado a ese punto de la vida de toda criatura esclava de los libros de texto, en el que tiene que replantearse hasta los pilares más básicos sobre los que ahora se tambalea su credibilidad como estudiante. Tengo menos de dos semanas por delante para estar en mi casa, concretamente en mi habitación... y he de pasarlas estudiando. Y cuesta. Cuesta muchísimo. Sé que no queda nada para tener que ir a examinarme de Selectividad. Pero por otro lado veo esa fecha tan lejana y abstracta en el espacio y en el tiempo que está por venir, que me da aun más palo sentarme a estudiar. Pero lo he hecho. De verdad de la buena. He mirado ya casi a fondo la Literatura y la Química va al 20%. Me he sentado a estudiar. Todo el puñetero día de hoy. Pero eso no es lo que me tiene asombrada, patidifusa y anonadada. Es que es la primera vez en mi vida en la que mi madre, criatura diabólicamente pes ada por excelencia, me tiene que pedir que DEJE DE ESTUDIAR . *Un escalofrío recorre la espina dorsal...
Ya sabréis de mi vida cuando publique yo misma mi biografía no autorizada, hagan una peli basada en ella y termine podrida de dinero. Hasta entonces paciencia.