Hoy una servidora ha ido a un sitio alucinante.
Adivina adivinanza.
¿A la Zarzuela?
¿A la ópera de París?
¿A la casa de Bill Gates?
No, señoras y señores, he ido a la facultad de Medicina.
Que es notablemente más alucinante que cualquiera de todos esos sitios, porque lo digo yo, y punto en boca.
En principio, nuestra misión era ir a ver el microscopio electrónico de transmisión. Ha estado muy bien, muy didáctico y muy interesante. He visto cosas con un aumento que ni sabía que existía y encima lo he visto todo en verde fosforescente. Plus de genialidad.
Pero claro, hemos llegado al sitio sorteando infinitos obstáculos complicados que harían empalidecer a Hércules y sus trabajitos.
A parte de sobrevivir a un conductor de autobús loco, logramos atravesar 700 metros de charcos profundos como la fosa de las Marianas, barro, aceras poco rectas, adoquines levantados, vallas y pasos de cebra inexistentes.
Es decir: Cuando no tenías que abrir el charco como hizo Moisés o caminar sobre las aguas, te ponías de barro hasta las orejas o trastabillabas con cualquier cosa... un señor taxista te miraba mal porque tenías que cruzar.
Y es que los señores taxistas tienen mucha mala hostia acumulada.
A parte de ser más raros que un perro verde cuando solicitas sus servicios, se ocupan de recordarte que existen cuando eres peatón.
-Chicos, creo que podemos cruzar a...*Taxi pasa a 100 en ciudad, pita y te baña con el agua de un charco* ...hora
Y es que no hay peor delito que caminar, oigan ustedes.
Pero bueno, en este caso, no creo que mereciésemos que un señor taxista nos fulminase con la mirada.
Queríamos cruzar, le hicimos parar y él llevaba a un cliente. Es bueno para él y para su señor taxímetro. Si la cosa es quejarse.
Además, no puedo olvidarme de mencionar el hecho de que la mitad de la gente iba por la calle con batas blancas y me daba una envidia de narices. Pero bueno, hacía frío y las batas molonas son un rato, pero abrigar, no abrigan. Chúpate esa.
En fin, el caso es que una vez entramos en la facultad ahí solamente se hablaban de procesos metabólicos, sistemas, histología y... laxantes.
Temas distendidos para los cambios de clase y tal.
Pero bueno, como éramos siete forasteros pringados, no llamamos mucho la atención. Al menos mientras veíamos laboratorios y salas con nombres más largos que los créditos de Ben Hur.
El descontrol vino cuando, de camino a la zona de microscopía pasamos por una sala muy diáfana y chunga.
Retrocedemos unos pasos.
Habría jurado que he visto un tío en una camilla.
Casi.
Era un cuerpo que perteneció a un tío en una camilla.
Un muerto, vamos.
Yo avisé a mis compañeros de forma subrepticia:
-¡Mirad, es un muerto!
A partir de ahí, las reacciones fueron muy variadas. Demasiado para los poquitos que éramos.
Dos entraron en shock y no se arrimaron demasiado.
Tres dijeron que eran de mentira, que a ver cómo iban a tener ahí a un cadáver. (¿Un muerto en una facultad de Medicina? Hay que ver qué cosas extrañas ocurren en este mundo ¿eh?)
Otra decidió guardarse sus opiniones para ella.
Yo empujé a la gente para verlo mejor con una cara similar a esta: *-*
La profesora, nos sacó de dudas diciéndonos que, efectivamente, se trataba de un cadáver debido al olor a formol que desprendía.
Yo no tenía ni puñetera idea de a qué cojones olía el formol, pero después de eso, estuve diez minutos diciendo que "me gustaba el olor a formol por la mañana"
Pero vamos, eso se me pasó en cuanto vi un cartelito que ponía:
Todos nos quedamos mirando a la puerta con una cara de imbéciles que no nos aguantábamos ni nosotros. Y tras un momento de silencio la profesora dijo:
-Sabéis a qué se refiere ¿verdad?
-Sí.
Una mentirijilla no hace daño a nadie.
Y en cuanto se despistó empezamos a sacar teorías épicas.
-Seguramente ahí aprendan a tratar a la gente a la que le ha picado un... tucán.
En mi casa, sin embargo, nadie ha sentido entusiasmo por saber que he viso el interior de las mitocondrias, sinapsis neuronal y axones en el microscopio electrónico. Y mucho menos por saber que he tenido dos cadáveres a dos metros.
Y tampoco sienten interés por las picaduras de tucán.
Menudos tristes.
A parte de eso, en Madrid, los termómetros funcionan de miedo.
Todo el mundo iba con chaqueta y paraguas y el termómetro marcaba 45 grados. Cuarenta y cinco.
A ver si es que vamos a ser frioleros y todo.
Aunque yo creo que deben de haberlo puesto en grados Farenheit, porque si no, una diferencia de más de 30º es escandalosa hasta para nosotros xDDD
Eso es lo que se denomina un...
Adivina adivinanza.
¿A la Zarzuela?
¿A la ópera de París?
¿A la casa de Bill Gates?
No, señoras y señores, he ido a la facultad de Medicina.
Que es notablemente más alucinante que cualquiera de todos esos sitios, porque lo digo yo, y punto en boca.
En principio, nuestra misión era ir a ver el microscopio electrónico de transmisión. Ha estado muy bien, muy didáctico y muy interesante. He visto cosas con un aumento que ni sabía que existía y encima lo he visto todo en verde fosforescente. Plus de genialidad.
Pero claro, hemos llegado al sitio sorteando infinitos obstáculos complicados que harían empalidecer a Hércules y sus trabajitos.
A parte de sobrevivir a un conductor de autobús loco, logramos atravesar 700 metros de charcos profundos como la fosa de las Marianas, barro, aceras poco rectas, adoquines levantados, vallas y pasos de cebra inexistentes.
Es decir: Cuando no tenías que abrir el charco como hizo Moisés o caminar sobre las aguas, te ponías de barro hasta las orejas o trastabillabas con cualquier cosa... un señor taxista te miraba mal porque tenías que cruzar.
Y es que los señores taxistas tienen mucha mala hostia acumulada.
A parte de ser más raros que un perro verde cuando solicitas sus servicios, se ocupan de recordarte que existen cuando eres peatón.
-Chicos, creo que podemos cruzar a...*Taxi pasa a 100 en ciudad, pita y te baña con el agua de un charco* ...hora
Y es que no hay peor delito que caminar, oigan ustedes.
Pero bueno, en este caso, no creo que mereciésemos que un señor taxista nos fulminase con la mirada.
Queríamos cruzar, le hicimos parar y él llevaba a un cliente. Es bueno para él y para su señor taxímetro. Si la cosa es quejarse.
Además, no puedo olvidarme de mencionar el hecho de que la mitad de la gente iba por la calle con batas blancas y me daba una envidia de narices. Pero bueno, hacía frío y las batas molonas son un rato, pero abrigar, no abrigan. Chúpate esa.
En fin, el caso es que una vez entramos en la facultad ahí solamente se hablaban de procesos metabólicos, sistemas, histología y... laxantes.
Temas distendidos para los cambios de clase y tal.
Pero bueno, como éramos siete forasteros pringados, no llamamos mucho la atención. Al menos mientras veíamos laboratorios y salas con nombres más largos que los créditos de Ben Hur.
El descontrol vino cuando, de camino a la zona de microscopía pasamos por una sala muy diáfana y chunga.
Retrocedemos unos pasos.
Habría jurado que he visto un tío en una camilla.
Casi.
Era un cuerpo que perteneció a un tío en una camilla.
Un muerto, vamos.
Yo avisé a mis compañeros de forma subrepticia:
-¡Mirad, es un muerto!
A partir de ahí, las reacciones fueron muy variadas. Demasiado para los poquitos que éramos.
Dos entraron en shock y no se arrimaron demasiado.
Tres dijeron que eran de mentira, que a ver cómo iban a tener ahí a un cadáver. (¿Un muerto en una facultad de Medicina? Hay que ver qué cosas extrañas ocurren en este mundo ¿eh?)
Otra decidió guardarse sus opiniones para ella.
Yo empujé a la gente para verlo mejor con una cara similar a esta: *-*
La profesora, nos sacó de dudas diciéndonos que, efectivamente, se trataba de un cadáver debido al olor a formol que desprendía.
Yo no tenía ni puñetera idea de a qué cojones olía el formol, pero después de eso, estuve diez minutos diciendo que "me gustaba el olor a formol por la mañana"
Pero vamos, eso se me pasó en cuanto vi un cartelito que ponía:
"Medicina tropical"
Todos nos quedamos mirando a la puerta con una cara de imbéciles que no nos aguantábamos ni nosotros. Y tras un momento de silencio la profesora dijo:
-Sabéis a qué se refiere ¿verdad?
-Sí.
Una mentirijilla no hace daño a nadie.
Y en cuanto se despistó empezamos a sacar teorías épicas.
-Seguramente ahí aprendan a tratar a la gente a la que le ha picado un... tucán.
En mi casa, sin embargo, nadie ha sentido entusiasmo por saber que he viso el interior de las mitocondrias, sinapsis neuronal y axones en el microscopio electrónico. Y mucho menos por saber que he tenido dos cadáveres a dos metros.
Y tampoco sienten interés por las picaduras de tucán.
Menudos tristes.
A parte de eso, en Madrid, los termómetros funcionan de miedo.
Todo el mundo iba con chaqueta y paraguas y el termómetro marcaba 45 grados. Cuarenta y cinco.
A ver si es que vamos a ser frioleros y todo.
Aunque yo creo que deben de haberlo puesto en grados Farenheit, porque si no, una diferencia de más de 30º es escandalosa hasta para nosotros xDDD
Eso es lo que se denomina un...
EPIC FAIL
solo puedo decir una silaba:
ResponderEliminarAAAW AAW Y AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAW!
a mi si que me das una envidia de narices!!!!!, yo tambien quiero tener un muerto a 2 metros, para que se me quede esta carita ---> *0*
como futura neurocirujana, debo decir que la sipnasis neuronal.. tiene que molar mucho!.
PD: nueva seguidora. =P
PD2: la medicina tropical tiene como principal objetivo el de preparar a profesionales de diferentes ámbitos sanitarios en la identificación, tratamiento y control de las enfermedades más prevalentes de la geografía tropical, vamos, resumiendo, que efectivamente, aprender a tratar picaduras de tucan.
Muchas gracias por pasarte Shiver ^^
ResponderEliminarMenos mal, al fin le doy envidia a alguien por esto xD
Muchas gracias por definir "medicina tropical" la culturilla no le viene mal a este sitio xD
Eres bienvenida^^
*Xa sale de los arbustos y muerde las alitas de Gy
ResponderEliminar*Xa, cuando acaba sonrie malignamente
Te he cogidoooo, ya no peude slirbarte de mamiiii ):). Xa-LFDM