Hoy traigo un ejercicio fácil para todos vosotros: Imaginad por un momento que tenéis una pareja sentimental con la que tenéis una vida sexual activa. Algunos de vosotros no estaréis ejercitando la parte creativa de vuestro cerebro todavía porque ya os encontraréis en esa situación vital, pero aún así, seguid conmigo un poco más. Pongamos, haciendo una suposición loquísima de triple mortal hacia atrás con tirabuzón, que sois los flamantes poseedores de un smartphone y supongamos también que, por cuestión de distancia o simplemente porque ese día os apetece picantonear, un buen día se os enciende la bombilla y decidís que os vais a hacer un vídeo para disfrute personal e intransferible de vuestra pareja para cualquier punto indeterminado de la posteridad. ¿Seguís todos conmigo? Perfecto. Ahora cerrad los ojos e imaginad que esa persona con la que habéis compartido secretos, intimidad física y emocional y un trozo de vuestras vidas, muestra y envía a terceros ese v...
Ya sabréis de mi vida cuando publique yo misma mi biografía no autorizada, hagan una peli basada en ella y termine podrida de dinero. Hasta entonces paciencia.